miércoles, 29 de mayo de 2013

Ejemplo de anti-dumping

Ayer ponía en el blog un ejemplo de dumping. Hoy recojo del ABC otro ejemplo de discriminación de precios, pero en la terminología de "medidas anti-dumping". Se trata de recargos que un país (o la UE, como veremos en el ejemplo) impone sobre el precio de los productos de un país exportador ante la evidencia (o sospecha) de que el exportador está vendiendo por debajo de precios de coste.

Se trata de paneles solares hechos en China y vendidos en la UE. Lo curioso del caso es que parece que Alemania parece más cercana a China que a la posición de la UE. Unos párrafos seleccionados de la noticia:

El pulso comercial que mantienen estos días Bruselas y Pekín se decanta hacia el gigante asiático a medida que la división comunitaria se hace cada vez más patente. El pasado 8 de mayo, el comisario europeo de Comercio, Karel De Gucht, aprobó un recargo del 47% a las importaciones de paneles solares procedentes de China debido a las sospechas de que el país asiático los vendía por debajo del coste de producción (una práctica conocida como «dumping») gracias a ayudas públicas, perjudicando a los fabricantes europeos de paneles solares. La sanción, similar a otra adoptada el pasado año por Estados Unidos contra el país asiático, ahora cuenta con la oposición de, al menos, diez países europeos encabezados por Alemania.

El enemigo duerme en casa. Uno de los principales defensores de China en este contencioso es Alemania, cuya creciente relación comercial con el país asiático amenaza al resto de Europa. Paradójicamente, Alemania es el mayor productor de paneles solares de la UE y la empresa germana Solar World fue una de las primeras en pedir sanciones por parte de la Comisión contra China el año pasado. Sin embargo, Alemania también es el principal socio comercial de China en Europa: cerca de la mitad de las exportaciones de la UE al gigante asiático son germanas.
«Si China decide tomar medidas contra Europa en respuesta a la postura de Bruselas, las exportaciones alemanas son las primeras en caer. Y vender millones de coches germanos en China importa mucho más que producir paneles solares en Europa», sostiene el investigador del European Council for Foreign Relations, Jonas Parello- Plesner. El «dream team» lleva tiempo jugando. Como sostiene el analista danés, la relación privilegiada entre Alemania y China puede perjudicar al resto de Europa, al exponer a Berlín a las ventas al gigante asiático y reducir así su dependencia de las exportaciones al resto de Europa. Ante la depresión económica de la Eurozona, Alemania requiere de un mercado como el asiático mientras China necesita tecnología como la germana.
«Probablemente haya sido la primera vez que Alemania ha utilizado una reunión bilateral para expresar su descontento con una decisión sin aprobar de la UE. Sin embargo, la postura de Alemania no es muy diferente a la que otros estados miembros tendrían, como demuestran las frecuentes reuniones bilaterales entre distintos países continentales con el Gobierno chino donde, al tratar asuntos polémicos, siempre apuntan como "poli malo" a Bruselas», recuerda Plesner. A pesar de este escenario, la Unión Europea es el principal cliente de China y la mayor potencia comercial del mundo. Sin embargo, en la mesa de negociación, sus ventajas se evaporan ante la división.

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